miércoles, 16 de febrero de 2011

05/02/2011. XII Vuelta a Peña S. Blas Elche de la Sierra

Después del esperanzador comienzo de temporada en Santa Pola e ilusionado como estaba con el inicio del Circuito de Carreras Populares de Albacete, no terminaba de tomar conciencia del aviso de varios miembros veteranos del club, e incluso de algún que otro runner de categoría, como mi amigo Lorenzo Villanueva del Saycu Tarazona, que la carrera de Elche de la Sierra es de las más complicadas del circuito, un auténtico “rompepiernas” de casi 15 kms. (14,400 kms.), con repechos en el recorrido que te invitan a incorporar un equipo de treeking. Pero hasta que llegó el momento, yo, tan feliz...

Elche de la Sierra y al fondo la Peña San Blas
Acercándonos en coche, desde la carretera se divisaba la preciosa localidad presidida por ese enorme peñasco, llamado San Blas en honor a su patrón, y que asustaba por su imponencia. “No lo mires, es mejor…”, me decía Juan Lorenzo, lo que no tardé en hacerle caso. Ya en el pueblo se respiraba el ambiente de las fiestas patronales y la enorme concurrencia de los casi 1000 atletas, algunos más que otros, que nos dimos cita en el evento, acompañados por una magnífica tarde, con un cielo despejado y una temperatura en torno a los 15 grados, bastante impropia de las fechas y de la zona, y que invitaba a ataviarse de forma ligera (estuve dudando entre la camiseta normal y la de tirantes, optando cautelosa-cobarde-mente por la primera).

A las 16:30 comenzaba la prueba y una vez recorrido el primer km. por las calles de EDLS, salimos del pueblo pendiente abajo. Servidor, en un arranque de imprudencia, comencé a un ritmo inferior a 5 min./km., imaginando que, al fin y al cabo, en la subida perdería bastante tiempo, y efectivamente así fue. Tras pasar por el Puente Arroyo (sobre km. 2,5), la primera pared y... ¡¡zas!! la primera en la frente… De tan lanzado que iba bien pronto me agoté, por lo que en las primeras rampas no me quedó más remedio que poner trote cochinero de más de 7 min./km., mientras veía desfilar al grueso de la carrera y mis compañeros Paco Aparicio, Alberto y el presi Carratalá, a los que les podía adivinar en sus miradas la expresión “¡¡Ay pardillete, no sabes lo que te espera…!!”. Tras otro km. de repechos y falsos llanos un cartel indicaba el tramo más duro del Puerto Lope (sobre km. 5,5) con la leyenda “Premio de la Montaña 1 Km.”. ¡Jé, qué cachondos…!, pensé. Cachondos pero realistas: aquello no se acababa y cada vez se empinaba más, hasta que no pude más y me uní a la práctica actividad de todos los que por esa altura del pelotón pululaban: subir andando.
Caminito de la cumbre de Puerto Lope...
parecemos excursionistas horteras más que atletas
Antes de coronar me pasaron, todavía a trote –que envidia-, Blas, Dioni y, haciendo la goma, José Manuel. Sebas “troteitor” se conformó con alcanzarme y coronamos en un encaramado paseo el Puerto Lope.

Menos mal que todo lo que sube tiene que bajar. Gracias a Dios-Isaac Newton comenzó una inclinada y a veces peligrosa bajada hasta la Cumbre de La Hoya, menos cruel que la anterior. Por esa zona me apresuré a consumir la única ampolla de glucosa que llevaba. Aquel chute obró en mi castigado organismo un pequeño milagro, haciéndome recobrar nuevas energías, y comenzamos una fantástica bajada de casi dos kms. a un ritmo endiablado –para nosotros- de 4:30 min./kms. Empezamos a pasar runners más prudentes. Teníamos a José Manuel a unos 50 mts. y no había forma de pillarlo, “¡¡como baja el condenado…!!” y mientras tiraba Sebas me decía: “¡¡Suéltame la cuerda de la que me llevas atado, que vamos mu rápido…!!”, hasta que decidió unirse a un grupo de corredores menos desaforados (en la próxima carrera A me llevaré ampollas también para tí, amigo Sebas)

Subiendo la "pared" de Villares y desbordando agonía...
Subí la Peña del Agua (sobre km.9,5) en solitario, alternando trote y caminito porque tampoco era una cuestecita, aunque sufrí menos que en Puerto Lope y pasé a bastante gente, entre ellos al compañero de trainnings Angel del C.A. Don Quijote. Eso sí, no terminaba de coger al desbocado José Manuel. Arriba se hizo honor al nombre de la cumbre con un refrescante y abundante avituallamiento de botellines.

Tras otra enésima inclinada y peligrosa bajada llegué a la aldea de Villares, o mejor dicho a la antesala de la gran cuesta que es su puerta de entrada en la carrera. ¡¡Dios-Newton!! ¡¡Que pedazo de pared!!, menos mal que no son más de 200 mts.

Tras el paso de la bonita pedanía, a partir de aquí se acabó el andar, aunque no el penar. El recorrido entra en el trayecto de la carretera lleno de toboganes más o menos llevaderos, dependiendo del nivel de fuerzas que se tenga a esta altura de la carrera. Así hasta llegar a meta. En este tramo por fin pude alcanzar a José Manuel (ahora ya sé por qué le llaman “el Fuerzas”), que iba en compañía de Blas (aunque este último ya se empezaba a ir de nuevo). Por suerte me encontraba algo más entero y los sobrepasé, probándome ya en el último km. por debajo de los 5 min./km. hasta casi alcanzar en línea de meta a Dioni y a Mariangeles del C.D. Running Albacete (y cuñada de mi póstumo amigo Mariano).

Por fin llegando a meta...

Nuestras “bestias pardas dosquinceñas” finalizaron así: Fran Corominas 01:07:10 a ritmo de 4,40 min./km., Jorge 01:08:43 a 4,49, Juan Ramón 01:12:13 a 5,03, Juan Lorenzo 01:12:52 a 5,06, Dani Cifo 01:13:09 a 5,06 tb, Paquito Sirvent 01:16:35 a 5,22, Paco Aparicio 01:19:04 a 5,32, Alberto 01:20:03 a 5,36, Paco “ZP” Carratalá  01:20:04 a 5,36 tb, Dioni 01:23:59 a 5,53, un servidor 01:24:11 a 5,53 tb, Blas 01:25:02 a 5,57, Jose Manuel “El Fuerzas” 01:25:33 a 5,59, Sebas “troteitor” 01:27:04 a 6,05, Paco Fernández e Isabel ambos a 01:40:32 a 7,01, y por último Juan Calderón, Gossi y Pablo con 01:49:54, :55 y :57 a 7,41 los tres, paradas con fotos incluidas.

Fantástica y preciosa prueba, todo un desafiante comienzo para el Circuito de Albacete. Los elcheños estuvieron de diez, animando por todo el recorrido, unos contagiándonos su alegría natural y otros la provocada por los numerosos cubatas que se iban aplicando a nuestro paso. La organización también muy bien, con avituallamientos correctos sin escasez de agua y en meta un rico bizcocho con chocolate, bolsa con agua, zumos, barritas, etc, y la famosa candelaria de EDLS, que hizo las delicias de nuestro desayuno los siguientes días en casa. Si acaso faltaron camisetas para los últimos –por poco la pillo- y cervecita fresca, aunque como bien cita Gossi en su crónica, ya nos procuramos una rondita antes de emprender el camino de vuelta.

Un saludo.

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